sábado, 16 de junio de 2012

Cuarto día


Un día menos, nos levantamos casi al amanecer y, como siempre, lloviendo, pero el agua no va a poder con nosotros. Vamos a seguir haciendo lo que habíamos pensado, eso sí, con un poco más de humedad. Si la lluvia es muy inglesa, el desayuno también, así que nos hemos puesto morados. Hemos salido para Beamish y nada más llegar hemos ido al pueblo minero. Hemos entrado en la mina de carbón y hemos sentido un poco lo que debían sufrir los mineros en aquella época. Luego hemos visitado sus casas, muy humildes, muy pequeñas pero muy acogedoras. Y por últimos hemos visto la escuela, donde había una maestra del siglo XIX que al vernos a todos juntos a aprovechado para leernos la cartilla. Menos mal que hemos salido al recreo y hemos jugado a los aros. Por último hemos visto una iglesia metodista, en la que no había ningún santo ni altares, pero si un proyector de diapositivas muy antiguo.

Para ir desde la mina al pueblo de Beamish hemos cogido un autobús de dos pisos del año la polca, y como estamos tan acostumbrados a la lluvia nos hemos puesto en el piso descubierto. Nos hemos dirigido a la estación y al entrar en la sala de espera de las señoras... ¡Sorpresa! había un cadáver con toda la pinta de haber sido asesinado. Como los profes no se han asustado nosotros tampoco y, en esto, ha acudido un inspector de policía que ante la complejidad del caso nos ha pedido que le ayudáramos a resolverlo. Nos hemos dividido en tres grupos y con las pistas que hemos encontrado en el cadáver nos hemos ido a investigar al pueblo. Un grupo ha ido al taller y al banco, otros al dentista y a la tienda y otros al profesor de piano y al periódico. Con todos los datos hemos vuelto y hemos resuelto el caso, pero no os diremos quien es por si os toca resolverlo a vosotros algún día.

Por último hemos cogido el tranvía para visitar la granja (cacho cerdos que había allí), a todo esto sin dejar de llover.

De regreso a Newcastle hemos parado ver el Ángel del Norte, es una escultura gigantesca, de hierro (cacho ángel que había allí).

Y para terminar el día nos hemos dado una vuelta por el centro de Newcastle, y al regresar al hotel, teníamos una nueva sorpresa. ¡Nos estaba esperando uno de los portadores de la antorcha del día anterior con la antorcha que había transportado! Era un chico muy simpático, y le hemos preguntado muchas cosas.

Marcos, Juan Carlos, Víctor y Jaime.

Sigue lloviendo...